Vejer de la Frontera

VEJER DE LA FRONTERA

     Declarada Conjunto Histórico y galardonada con el Premio Nacional de Embellecimiento, el legado árabe se plasma en su arquitectura popular y en el urbanismo de barrios como el de la Judería. Se asienta en una bella colina a cuyos pies discurre el río Barbate. Numerosos vestigios confirman el paso de fenicios, cartagineses y romanos por esta tierra. En el año 711 tendría lugar muy cerca de aquí la Batalla de la Janda, en la que los visigodos perdieron el dominio de la Península en favor de los árabes. Amurallada desde siempre, aún conserva en buen estado varias torres (del Mayorazgo, de San Juan y de la Corredera) y las cuatro puertas de la villa medieval integradas a la perfección en el conjunto urbano: la del Arco de la Segur, la de la Villa, la de Sancho IV y la Puerta Cerrada. El castillo (ss. XI-XVI) se sitúa en la parte más alta del casco antiguo, accediendo a él por un bello arco de herradura. Combina elementos musulmanes y cristianos.

      La arquitectura sacra ha dejado también magníficos ejemplos: la Iglesia Parroquial del Divino Salvador (ss. XIV-XV) domina el caserío desde arriba y muestra una bella evolución del arte gótico-mudéjar, renacentista y barroco; la Iglesia de las Monjas Concepcionistas con el Arco de las Monjas; el Convento Hospedería de San Francisco y, en las afueras, se encuentra la Ermita visigoda de Nuestra Señora de la Oliva. Entre sus edificios civiles sobresalen el Palacio barroco del Marqués de Tamarón y la Casa del Mayorazgo, ambos del s. XVIII, o los Molinos de Viento de San Miguel (s. XIX). Vejer de la Frontera cuenta a tan sólo 9 kilómetros de su núcleo urbano con una de las playas más famosas del litoral gaditano, la playa de El Palmar. Sus finas arenas doradas se extienden a lo largo de más de 4 kilómetros y contrastan con la claridad de sus aguas y un bonito entorno natural. El viento de la zona es el aliado de los aficionados al windsurf. Alrededor de la Torrenueva, una torre vigía de los ss. XVII y XVIII cuya función consistía en vigilar y defender la costa gaditana de las incursiones de piratas y bandoleros, se suelen situar los aficionados al naturismo.

     Paseando por las calles del recinto amurallado de Vejer se van sucediendo antiguas casas edificadas en torno al tradicional patio de vecinos. Hoy en día se conservan en el centro urbano aproximadamente unas 300 casa con patios. Algunos de ellos han sufrido transformaciones pero en la mayoría de ellos perduran la estructura originaria sobre la base de una arquitectura tradicional andaluza. Muchos conservan aún hoy en día el pozo, situado en algún rincón del zaguán de la casa, hoy en día evidentemente en desuso. Las flores son el sello de identidad de cada uno de los patios. Macetas de barro, perfectamente decoradas, sostienen diferentes tipos de plantas. No existen un origen determinado que explique la existencia de las casa de patios en Vejer, sino que fueron diferentes circunstancias las que llevaron a la construcción de cada una de ellas. La Delegación de Cultura organiza en primavera un concurso de patios, que incluye además balcones y fachadas. Además desde la Oficina de Turismo se organizan rutas en las que se recorren diferentes patios de antiguas casas y se conocen las historias de éstas.


     La "Ruta de los pueblos blancos" es una ruta turística que comprende gran parte de los pueblos de la comarca de la Sierra y algunos de la comarca de la Janda de la provincia de Cádiz y de la Serranía de Ronda, en la provincia de Málaga. Su nombre viene del blanco de las fachadas de las casa de los pueblos, pintadas con cal para repeler el calor. Muchos de estos pueblos pertenecen al Parque Natural de la Sierra de Grazalema, lo que les da un factor adicional de interés turístico. Vejer de la Frontera es uno de los pueblos blanco en la ruta.